martes, 27 de septiembre de 2016

Danza Oriental Elsanne Barrows Usa


Elsanne Barrows :

Dentro de la danza árabe existe un estilo conocido como tribal americano (ATS por sus siglas en inglés). Es muy distinto del estilo clásico egipcio (elegante y de movimientos suaves y coquetos) y el cabaret libanés (energético y con movimientos rápidos y poderosos), no solo por el atuendo sino también porque se practica principalmente en improvisación grupal. En este estilo, el uso de los crótalos es muy común, además de que los trajes y la música suelen incorporar elementos étnicos de distintos países, desde la India hasta las tribus del norte de África. Asimismo, se dice que este estilo de danza remonta sus orígenes a la tribu de las Ouled Nail. (* Para mayor información, favor de leer la nota al final de la entrevista en inglés). Si en México existe alguien cuya vida entera ha sido una preparación para convertirse en una “líder tribal”, esa es Elsanne Barrows. Como una de las dos profesoras de danza estilo tribal americano más importantes de México (la otra es Sharon Kerr), la historia de Elsanne está llena de magia y felices coincidencias. Elsanne nació en Humboldt, California, en 1972, en el seno de una familia hippie. Siempre quise formar parte del Cuerpo de Paz, y es un sueño que tuve por muchos años hasta que pude hacerlo realidad. El Cuerpo de Paz es una organización gubernamental que envía a voluntarios calificados a países emergentes para colaborar en proyectos ciudadanos de desarrollo. Como candidato, no sabes a dónde van a enviarte, y originalmente me habían dicho que iba a dar clases de inglés en Filipinas. Como una de mis fortalezas era hablar bien español, deseé que me enviaran a un país de habla hispana, y poco después se me presentó la oportunidad de ser asignada a Guatemala. Después de tres meses de capacitación viajé a San Cristóbal Verapaz en Guatemala. Cuando llevaba dos meses en el lugar, una aldea minúscula en la que nunca pasaba nada, una mujer canadiense fue golpeada y linchada porque el pueblo pensaba que se había robado niños. El mito de que los estadounidenses se robaban niños para obtener partes de su cuerpo o para venderlos era común en la provincia guatemalteca en ese entonces. El incidente sin precedentes hizo que tres de nosotros fuéramos reasignados a otra aldea, en mi caso, a San Juan Chamelco. Los dos años que pasé en el lugar cambiaron mi vida. Mi trabajo consistía en enseñar proyectos caseros de tipo económico a grupos de mujeres jóvenes de aldeas vecinas. Cuatro días a la semana, iba a pie a lugares en los que no se podía llegar en coche, aldeas que hablaban K’ekchi’ y en las que nadie poseía nada excepto chozas, lugares para cocinar al aire libre y pisos de tierra. Como no hablaban español, me ayudaba un intérprete. Esa experiencia cambió de una manera radical y positiva mi forma de pensar, mi mundo y mis valores. Me preguntaba cómo era posible que en el mismo mundo existieran centros comerciales y esta choza en la que aguardaba sentada a mi grupo, que era convocado mediante silbidos. Me parecía imposible y decidí nunca formar parte del “sistema” en Estados Unidos, ni desperdiciar un solo segundo de mi valiosa vida en un empleo que sólo me gustará medianamente. El trabajo que hiciera a mi regreso tendría que ser significativo y siempre recuerdo a estas personas, con su estilo de vida, PORQUE vivimos de la forma en la que lo hacemos en el primer mundo. Dedicaba buena parte de mis tardes a la creatividad, porque no tenía internet, ni teléfono ni televisión. Hacía velas, cosí un edredón, cocinaba, horneada pan y bailaba. Como tenía muchos ratos libres ponía cassettes que traje conmigo y bailaba estilo libre. Después de un rato de bailar me percataba de que me sentía en éxtasis, con la respiración agitada, el cabello al aire y todas las partes de mi cuerpo vivas y el movimiento, algo muy cercano a una experiencia que podría llamarse despertar espiritual. En virtud de que nunca había tenido una relación especialmente cercana con Dios o con una religión, ni una experiencia seria con la danza como disciplina, sentí que había descubierto el secreto, el GRAN SECRETO. Para mí, el acercamiento a Dios como fuente se logra a través de la danza. Uno de los dos empleos que tuve cuando regresé a Estados Unidos fue como trabajadora social en el hospital local. Trabajaba con inmigrantes mexicanos y me aseguraba de que tuvieran los servicios que requerían. (Trabajaba con madres que acababan de dar a luz en el hospital). El otro empleo fue como profesora en una preparatoria privada, Spring Ridge Academy, un internado femenino terapéutico. En esa escuela di clases de español, danza, historia Estados Unidos e inglés. Me encantaban ambos trabajos, ya que incluían dar apoyo, organizar y establecer relaciones. Después de su aventura en Guatemala Elsanne se mudó a Prescott, Arizona, en donde estudió danza moderna, improvisación de contacto, terapia de danza, danza árabe y bailes de salón. Fue en esta ciudad en la que conoció a su maestra de estilo tribal americano, Terri Walden.
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