domingo, 18 de septiembre de 2016

Danza Oriental Randa Kamel Egipto


Randa Kamel :

Randa Kamel nació en Mansoura, Egipto. Cuando era pequeña, bailar en las fiestas y bodas de vecinos y amigos así como en los festivales escolares de esta tradicionalista ciudad le trajo muchos problemas con su familia, porque desaprobaban su gusto por la danza. No obstante, dice: “me encantaba cuando la gente venía y me rogaba que bailara. Me hacía sentir amada y apreciada; quizá esa sea la razón por las que me apasiona tanto bailar”. A los 15 años entró a estudiar folklor egipcio con el famoso grupo Reda, del cual formó parte durante 7 años. Sin embargo, nunca tomó clases de danza oriental, sino que desarrolló su estilo por sí misma. Aunque psicóloga de profesión (disciplina que dice que le ayuda como bailarina), Randa comenzó su carrera como bailarina profesional de danza oriental a los 21 años, en Alejandría, en donde vivió por dos años. Posteriormente, se mudó a El Cairo y trabajó en restaurantes y cabarets durante cuatro meses hasta que entró a trabajar al Hotel Meridien de El Cairo, en donde compartió el escenario durante una semana con la famosa bailarina Fifi Abdou. Randa bailó como solista en el espectáculo nocturno del hotel durante dos años, y posteriormente empezó a trabajar en el lujoso crucero Nile Maxim del Hotel Marriot, que navega por el río Nilo en El Cairo. Le gusta trabajar en El Cairo por la música en vivo, pero también le gusta viajar y enseñar la danza oriental. “rCuando bailo fuera de Egipto me siento como una mensajera de mi país y cultura”, dice. randa kamelSobre los prejucios con respecto al belly dance en su país, dice: “En Egipto se cree que la danza oriental es una representación de la belleza de la mujer, para seducir a los hombres. Pero yo no estoy de acuerdo. Esta danza es un arte milenario y difícil, una de las formas más difíciles de bailar. Por eso no bailo seductoramente”. Una de sus bailarinas favoritas es Samia Gamal, por su elegancia en la danza y sensibilidad para la música, así como por sus movimientos de manos, hombros y expresiones faciales. “Conforme fui creciendo, empecé a apreciar a Naima Akef”, agrega. Sobre su estilo de bailar, Randa dice que combina pasos de ballet, folklor, de las bailarinas clásicas como Suheir Zaki o Samia Gamal y pasos que ella misma ha inventado. (Para saber más de estas bailarinas, puedes leer este artículo sobre la época de oro de la danza árabe) Para ella: “la danza debe tener energía y poder, movimiento continuo. No me gustan los movimientos suaves. Me gusta mostrar distintas expresiones, sentimientos, no dejo una sola parte de mi cuerpo sin mover. Quiero que todos los que vean mi danza sientan mis movimientos. Esa es la única manera de atrapar la atención de los espectadores: la sorpresa”. Aunque le gusta el estilo baladi y el moderno oriental, su música favorita para bailar es la de Um Kulthum, porque “todo en sus canciones es hermoso”, dice, “la letra, la música; hay tanto sentimiento en ellas que atrapan mi corazón”. Cuando baila nunca prepara coreografías, sino que lo hace desde el corazón, con sentimiento. Considera que las coreografías sólo sirven para enseñar. La parte que más disfruta de sus presentaciones son los aplausos del público. Dice que cuando termina su show, siempre le entran ganas de llorar. “Cuando veo que a la gente le gusta lo que hago, se me enchina la piel. Es algo muy importante para mí”. “Tengo una personalidad fuerte, no me gusta el fracaso y no me rindo fácilmente”, dice Randa sobre sí misma, y agrega: “a veces me siento una gran artista, y otras, una mala bailarina y que debe ensayar más. (¡Qué alivio!, si eso le pasa a Randa Kamel, entonces qué podía esperarme yo🙂 ) Asimismo, dice que inventar un nuevo paso, manejar bien sus músicos y su casa y recibir aplausos después de sus presentaciones la fortalecen y la hacen sentir triunfadora. Con respecto a su hijo, Karim, dice que no quería embarazarse porque le gustaba su cuerpo y quería bailar, pero a insistencia de su madre decidió tenerlo. Ahora, dice, “si no lo tuviera, mi vida sería muy mala”. Atribuye su éxito como bailarina a tres factores: “Quizá sea Dios, quizá sea la suerte o quizá que mi mamá me quiere mucho”. Y agrega: “Me encanta bailar, llevo la danza en la sangre”. Con respecto a lo que ella considera el aspecto más importante de la danza, dice: “Hay muchas bailarinas lindas, pero no todas bailan desde dentro y, por lo tanto, no hacen contacto con el corazón de los demás. Esto es lo que realmente viene de Dios. Más que la técnica y el baile, esto es lo primero”. Como consejo a las bailarinas para entrar en escena, recomienda sentirse gloriosas en el escenario, orgullosas de sí mismas, únicas y hermosas. Randa ha venido a México dos veces, la primera en 2011, invitada por Monse Saavedra, y la segunda en octubre de 2012, invitada por la Academia Zahra como parte del Festival Egipto en México.
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